Apuntes como cuentagotas IV
Lluvia de primavera. Todo florece. Incluso yo
Me digo que sigo floreciendo, a pesar de.
Hace un par de días cumplí cuarenta y siete.
Celebro siempre con rituales, mis pequeñas celebraciones. Canción, baile, flores.
Esta vez, también, el abrazo de mi hermana. Alegría infinita.
Doce días me separan del natalicio de madre. Celebro por dos, otra vez.
Celebrar volviendo a la raíz, bebiendo de ella, nutriéndome de ella.
Enyucado, mango verde, boronía.
Escuchar jazz, agradecer la vida, ver como cambia mi cuerpo, renacer.
Leer el amor de mis hermanos y de amigas envuelto en vocablos ahora digitales.
Celebrar el nacimiento, el inicio de todo y su continuación.
Bailar sola, bailar acompañada, siempre bailar.
Por mucho tiempo no hubo rituales, no hubo baile, solo cansancio, vacío.
Me digo que debería celebrarlo más, Celebrarme más. Perdernos más.
Me digo que ojalá. Inshallah.
Me pierdo mientras escucho a Nina.
Cerrar los ojos y ser las manos que tocan, las teclas en movimiento.
Ser la melodía y el compás. El desgarro de su voz.
Afuera alguien celebra la lluviosa tarde, toca su armónica.
Saboreo la palabra dulcemente en mi boca: ar mó ni ca ar mo nía ar mo ni zar
A mor, a mar, en la lejanía amar
Se detiene en medio de la mansa lluvia. Cesa la melodía. Abraza a alguien.
Armonía. Amor en la lejanía.
Las aves en la lejanía.
Poemas de Gelman que hablan sobre pájaros:
«Entra un pájaro por la ventana/ y todo se suspende, el amar,/ el ser amado, todo vuela / de hoy a después, a tu pelo.»
Todo conduce a la poesía, una y otra vez.
Este es un ejercicio creativo que nació a partir de una idea (y posterior poemario) de la escritora y académica venezolana Oriette D'Angelo. Escribir y ser en lo híbrido, seguir el hilo del pensamiento con la esperanza de hallar luz. Gracias por estar.